viernes, 20 de noviembre de 2015

COMO AYUDAR A UN DROGADICTO PARTE 3 DE 4





Parte 3 de 4:

Adoptar medidas.

1.

Deja en claro si la persona quiere ayuda. Los derechos humanos básicos le permiten a una persona pedir y aceptar ayuda. Esos mismos derechos le permiten a una persona rechazar la ayuda que podría necesitar. Esto genera fricciones entre todos los involucrados y, mientras más se deteriore la situación, más desesperación podrías sentir.

¿Qué tanto quieres involucrarte en el proceso? Si estás leyendo esto en este momento, probablemente estés decidido a hacer la diferencia en la vida de una persona.

Muchas personas se rehúsan a ayudar a alguien adicto a las drogas, así que es genial que quieras involucrarte.

2.

Discute y establece límites. Es necesario discutir los límites saludables enfocándote en lo que es más útil para la persona que sufre una adicción sin permitir que la situación empeore. Los comportamientos que fomentan la adicción de una persona incluyen (aunque no son los únicos) los siguientes: cuando ignoras el comportamiento indeseable, le prestas dinero a la persona para que compre drogas y no tenga que robar, sacrificas tus necesidades y deseos para ayudar constantemente a la persona con una adicción, expresas tus propias emociones con dificultad, mientes para cubrir a la persona que sufre la adicción, sigues ayudándola sin que lo aprecie o lo reconozca.

Dile a la persona adicta que la ayudarás y apoyarás en sus esfuerzos por controlar su adicción, pero que no te involucrarás en algo que fomente su consumo continuo de la sustancia adictiva.

3.

Persuade a la persona para que busque ayuda. Todas las señales indican que necesita ayuda. Ahora es momento de que le demuestres la realidad de la situación. En ocasiones, necesitas obligar compasivamente a una persona para que considere las consecuencias de no recibir ayuda.

Si sabes que necesita ayuda pero la rechaza, puedes llamar a la policía para sorprender a la persona y hacer que se dé cuenta de que necesita ayuda. No es necesario que sepa que fuiste tú quien llamó a las autoridades.

Adviértele a la persona al decir algo como “La cárcel es un lugar horrible, peligroso y desagradable donde a nadie le importas. No querrás estar ahí. Te perderás y quizás nunca te recuperes”.

Enséñale a la persona estadísticas y videos acerca de las sobredosis y las muertes por accidentes de tránsito que ocasionan las personas que conducen bajo los efectos de las sustancias.

No tires las drogas por el inodoro porque contaminará el sistema de agua con sustancias peligrosas que terminarán en el suministro de alimentos.

4.

Oculta las llaves de las personas para que no pueda conducir. Conducir con una persona que está en posesión de una sustancia controlada dará lugar a que todos en el auto reciban una citación y probablemente sean arrestados. Este es un ejemplo perfecto del momento en que la adicción de la persona transgrede la vida de los demás.

5.

Realiza una intervención. La ayuda viene en muchas formas y, en ocasiones, debe ser a la fuerza. Es una decisión difícil de tomar, pero una necesaria en caso de que la adicción se haya salido fuera de control y la vida de la persona corra peligro. Si bien una intervención probablemente sea abrumadora para la persona, la intención es no ponerla a la defensiva. Deberás elegir con cuidado a aquellos que participen en ella. Los seres queridos de la persona pueden describir la manera en que el abuso de drogas les afecta.

Antes de la intervención, desarrolla un plan de tratamiento que le puedas ofrecer a la persona. Organiza todo con anticipación en caso de que la persona vaya a ser escoltada hacia el centro de rehabilitación directamente de la intervención. La intervención significará muy poco si la persona en cuestión no sabe cómo obtener ayuda y no tiene el apoyo de sus seres queridos.

Probablemente tengas que engañarla para que vaya hacia el centro donde se supone que se llevará a cabo la intervención.

Prepárate para indicar las consecuencias específicas en caso de que la persona se rehúse a buscar tratamiento. Estas consecuencias no deben ser amenazas vacías, de modo que los seres queridos de la persona deben tener en cuenta aquellas que se impondrán en caso de que no busque tratamiento ni esté dispuesta a seguir adelante.

Una intervención también podría incluir a los colegas y representantes religiosos (si es conveniente) de la persona.

Los participantes deben preparar ejemplos específicos de cómo el abuso de las drogas de su ser querido ha dañado la relación. A menudo, los que realizan una intervención eligen escribirle cartas a la persona. Una persona que sufre una adicción podría no preocuparse por sus comportamientos autodestructivos, pero ver el dolor que sus acciones causan a los demás puede ser un gran motivador para buscar ayuda.

6.

Sugiere un programa de rehabilitación de drogas. Comunícate con varias clínicas de rehabilitación y pregunta sobre sus servicios. No tengas miedo de hacer preguntas específicas acerca de sus programas diarios y de la manera en que manejan las recaídas. Si no es necesario realizar una intervención, ayuda a la persona a buscar planes de tratamiento para la adicción y los recomendados. Apóyala y permite que se sienta en control de la rehabilitación inminente.

Haz un recorrido por los programas sugeridos y ten en cuenta que mientras más receptiva sea la persona adicta con relación al plan de tratamiento, mejores serán las posibilidades de superar la adicción.

7.

Visita a la persona cuando sea apropiado. Si la persona es admitida en un programa de tratamiento hospitalario, habrá reglas para la vista que deberán ser aclaradas. Ten en cuenta que necesitas permitirle a la persona participar por cuenta propia sin la influencia de nadie en el exterior. El personal de rehabilitación te informará cuándo deberás realizar las visitas y lo más probable es que sean muy apreciadas.

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